Homogenización
Para permitir su valorización, lo primero es homogeneizarlo, es decir realizar un tratamiento en balsa para que la variabilidad entre su contenido (que siempre va a existir) sea la menor posible, ya que se precisa que sus partículas, componentes y, en especial sus unidades fertilizantes, estén disponibles en todo su contenido.
Para homogenizarlos el sistema recomendado es la utilización de un batidor conectado a un tractor agrícola.
Existen sistemas con bomba eléctrica sumergida (normalmente de hélice) que además de requerir una gran inversión, necesitan mucha potencia eléctrica que a veces no está disponible y, en caso de avería, hay que sacarlos del interior de la fosa, con el problema que ello conlleva.
Los batidores de tractor aprovechan la potencia del motor diésel del tractor para, mediante una toma de fuerza tipo cardan, mover una hélice o turbina que va batiendo el interior de la fosa.
En España existen principalmente tres tipos de batidores.
Batidor rígido
De mayor tamaño, hasta unos 7-8 m. Es rígido, no existiendo articulación en mitad del mismo. Para bajar hasta las fosas, “pivota” sobre los brazos del propio tractor y sube y baja, normalmente, mediante un cilindro hidráulico. Al no tener articulación central, puede transmitir mucha más energía a la hélice colocada en la punta, lo que permite colocar hélices más “agresivas” que muevan mayor volumen de purín. Suele tener mucho menos desgaste y mantenimiento que el anterior pero, tiene la desventaja de sólo poder trabajar en fosas abiertas y con espacio, ya que no puede “acceder” como el articulado por ventanas y butrones. Recomendado para explotaciones medias y cuando la fosa tenga uno de sus lados de más de 10 m.
Batidor articulado
De pequeño tamaño. Se puede accionar con un tractor de incluso 60-70 hp. Lleva una pequeña hélice circular en la punta y una articulación central para, mediante un cilindro hidráulico y una transmisión cardánica, poder mover el punto de aplicación del mismo. Este tipo de batidor es muy útil en fosas de purín cubiertas ya que al tener ventanas o butrones de acceso de espacio limitado, su articulación permite que entren en sitios de complicado acceso. Suelen sufrir bastante desgaste en las transmisiones cardánicas al trabajar en ángulos pronunciados. Una buena solución para granjas (y sobre todo balsas) de pequeño tamaño, con varios puntos de acceso a la fosa para poder batir.
Batidor Hidráulico
De nueva incorporación al mercado nacional, aunque ya llevan bastantes años utilizándose en Europa. De concepto sencillo, en lugar de mover cantidades importantes de purín mediante una hélice, se instala en la punta una turbina hidráulica (especialmente diseñada para el purín y su heterogénea composición, con palos, sólidos…etc. que aspira el purín, y dotándolo de energía, lo lanza mediante un cañón hidráulico otra vez a la propia fosa, aspirando de un lado y lanzándolo a otro, para hacer que sea el propio purín el que vaya, removiendo y horadando la composición heterogénea hasta llegar a una composición homogénea. Al utilizar un cañón que se mueve desde el exterior con cilindros hidráulicos desde una sola posición, se puede ir moviendo el punto de “caída” del purín en la fosa y así batir desde uno o poco puntos una gran fosa. Es la mejor solución para fosas grandes, con laterales de más de 15-20 m que es difícil batir incluso con los rígidos de mayor tamaño. Además, algunos modelos vienen preparados para mediante una tubería auxiliar, derivar el caudal del cañón al exterior, permitiendo cargar la cisterna directamente sin utilizar el depresor de la misma, ahorrando tiempo y evitando el costoso mantenimiento del depresor.
Análisis
Directos
Son los que utilizan una muestra y, mediante reactivos y procesos de laboratorio, se obtiene con alta fiabilidad la composición de unas o varias sustancias, según la finalidad y alcance del mismo
Indirectos
La mejor opción no es si una ni otra, sino una combinación de ambas. Es decir, realizar una vez que la balsa esta homogeneizada un análisis directo de la composición del purín de una balsa (como se ha comentado antes, la variabilidad entre los componentes del purín (excluida el agua) que están principalmente determinadas por la alimentación de los animales y no es muy variable a lo largo del año) y se puede utilizar este análisis directo para calibrar los valores que los sensores indirectos (adaptándolos a la realidad de la fosa, no utilizando tablas genéricas). Dichos sensores indirectos, que pueden ir embarcados en la cisterna, con un ajuste personalizado en cada fosa, va a permitir tener la precisión del análisis directo y el ajuste, cuba a cuba, que van a dar los indirectos.
Para poder gestionar esta información y las calibraciones de los sensores indirectos mediante análisis directos, etc… lo conveniente es utilizar una plataforma para el control del ciclo del purín que permita un almacenamiento de los datos y calibraciones de cada balsa, así como tomar la información del conductímetro de cada balsa, para conseguir una alta exactitud en la estimación del potencial fertilizante del purín que lleva esa cuba en concreto, lo que va a permitir una utilización mucho más precisa, sostenible y económicamente rentable del purín como fertilizante.
Indirectos corregidos
Son los que, mediante un sensor externo, estiman con mayor o menor precisión, la composición del mismo. Los más típicos son los conductímetros que miden la capacidad para conducir electricidad de un líquido, aunque ahora ya están apareciendo en el mercado los llamados NIR espectroscopia en Infrarrojo Cercano o NIR (Near Infrared Spectroscopy) por sus siglas en ingles, que dan valores mucho más exactos.
Una de las grandes ventajas de los análisis indirectos es la inmediatez (se pueden hacer en campo y obtener el valor de forma instantánea e incluso pueden ir “embarcados” en la propia cisterna y analizar cuba a cuba) ya que pese a la homogenización a la que se ha hecho referencia en el punto anterior, el purín es muy heterogéneo y para conocer mejor la composición y por tanto su capacidad fertilizante, es muy interesante analizar cuba a cuba.
Control Administrativo
Independientemente de la comunidad autónoma en la que se encuentre la explotación y las diversas normativas, legislación y peculiaridades de las mismas, al final, más o menos todas confluyen en un “tronco legal común”.
De forma análoga, en muchas comunidades, ya se pide a los agricultores que también comuniquen en qué parcelas y recintos SIGPAC se ha recibido ese purín, con esa composición, etc… y en función de la comunidad autónoma (principalmente depende de la antigüedad de la legislación sobre el tema) se solicita que una o ambas declaraciones sean de forma telemática, de forma que sea mucho más sencillo para la Administración la comprobación y el cruce de los datos, lo que les va a permitir un control más rápido, sencillo y barato, (sobre todo lo que tiene que ver con la aplicación de purín en el campo y los planes de deyecciones que, tanto ganadero y agricultor, hayan presentado).
Control Agronómico
Además del control administrativo que importa principalmente al ganadero (ya que el purín como residuo es suyo) existe un control que interesa al agricultor (receptor del purín). Y este es el agronómico, que consiste en una vez que se ha determinado la composición del purín mediante el análisis y a su vez se ha planificado la dosis que el cultivo necesita, hay que dotarse de herramientas que permitan controlar la dosis que se aplicara al terreno para hacerlo de forma agronómicamente correcta, buscando el máximo de producción posible y evitando las temidas fitotoxicidades que una aplicación incorrecta puede producir en la cosecha, con la consiguiente merma de producción.
Control Aplicación
Para el control de la aplicación, tanto administrativa como agronómica, se puede apuntar en una libreta, tomando datos en cada carga en granja, leyendo el valor del conductímetro en cada cisterna, apuntando el código SIGPAC en cada recinto, estimando los m3 a aplicar en cada parcela según la composición con una tabla de apoyo en función de la composición. Y cruzando estos valores con unas tablas de fertilización teórica, en función de la producción objetivo e intentando fijar interpolando todo esto la velocidad de avance de la cisterna, que al final será lo que determine principalmente la dosis de fertilizantes que se está aportando.
La tarea se muestra, cuando menos, complicada y realizarla a la vez que se va conduciendo el tractor, atendiendo al tráfico, obstáculos, arbolado, controles del tractor, mando de la cisterna, etc… casi se antoja sobrehumano.
De nada van a servir los análisis de purín, la homogenización, la estimación de la dosis, etc… si a la hora de la aplicación no existen herramientas y utilidades que nos ayuden a tener en cuenta toda esta información, que faciliten el control administrativo y legal y permitan en definitiva la valorización del purín, su utilización racional en los aspectos legal, ambiental y agronómico y maximizar el beneficio que aporta a la explotación, bien sea al ganadero, al agricultor o a ambos.
En el mercado existen aplicaciones tipo cuaderno de campo en las que el ganadero, el agricultor o el transportista pueden ir apuntando de forma manual los valores de conductímetro, obtener el código SIGPAC, etc… Asimismo, existen soluciones que se instalan en la cisterna que, en función de los valores del conductímetro y de un caudalímetro, controlan o estiman la aplicación que se está aportando, eso sí, sin tener en cuenta el histórico y valores reales del purín que están sacando (mediante análisis directos en laboratorio) lo que hace que los valores que se están tomando como ciertos puedan tener (no es raro) una diferencia con la realidad cercana al 50%, lo que realmente hace que no sea válido si queremos valorizar y utilizar la potencia fertilizante del purín. Lo que hacemos de este modo es una aplicación “a ojo” vestida de solución tecnológica, que cuesta unos miles de euros y que difícilmente se van a poder recuperar a corto plazo, e incluso van a hacer que realicemos una aplicación errónea, que pueda, por una parte, ser insuficiente para el cultivo, o pueda ser excesiva causando fitotoxicidades o incluso rebase lo límites legales y un análisis posterior por la administración conlleve una sanción económica que, en algunas comunidades autonomas, puede ser muy importante.
La propia naturaleza del producto y su variabilidad hacen que lo más recomendable sea la utilización de una plataforma integral que integre todos los puntos del proceso de aplicación del purín, como son la identificación de la granja, el análisis “embarcado” del purín de la cisterna, su “calibración” con análisis de laboratorio de la fosa, el registro automático de la parcela y recinto SIGPAC, el cultivo que hay o se va a implantar en dicha parcela, su producción esperada y las necesidades de fertilización que tiene y la dosis del purín de la cuba que hay que aplicar e incluso que controle de forma automática la cisterna para, en función de la velocidad de avance, hacer que la dosis sea la correcta en cada momento.
Lo preferible es la utilización de una plataforma integral que contemple todo el proceso en su conjunto y permita que desde el tractor o camión se realice un análisis de la composición del purín, una trazabilidad de su transporte (procedencia, trayecto, destino), que el conductor del tractor o camión tenga acceso en tiempo real a la dosis a aplicar y el mismo sistema, a su vez, controle y regule en campo la dosis aplicada, no tanto en m3/ha sino en Kg de N/ha. Esta plataforma tecnológica es fundamental para realizar la valorización del purín de una forma sencilla y sobre todo efectiva. Controlar todas las variables de forma “manual” o “a ojo” va hacer que sea muy difícil hacerlo razonablemente bien. Dichas variables a controlar son, al menos: volumen, composición, legislación, época del año, dosis aportadas a esa parcela, cultivo, estado fenológico del cultivo,
parcela, análisis de agua de riego, tipo de aplicador, ancho de trabajo, volumen de la cisterna, velocidad de aplicación, etc…
Ya existe en el mercado, al menos, una plataforma que integra todo el proceso del purín y permite, de forma muy sencilla para el usuario, la valorización del purín que pone en valor la capacidad como fertilizante del mismo, analizando todos las variables señaladas y su utilización como abono y no como residuo.
Aplicadores Enterradores
Tienen la ventaja aparente de que en una pasada colocan el purín bajo tierra y ya no es necesario realizar una segunda pasada con un apero de suelo para incorporarlo al terreno.
Según esta descripción parecerían ser la mejor opción para la aplicación del purín, pero la realidad no es esa ya que tienen bastantes problemas en la operativa real.
– Pequeño ancho de trabajo, no suele ser superior a 3 m ya que el tractor o camión debe de por una parte andar por el terreno “agrícola”, estirar o transportar la cisterna a lo que se añade el trabajo del apero de suelo lo que hace que el tractor o camión necesite al menos unos 100hp extras frente a lo que necesitaba cuando utilizaba el abanico.
– Frecuentes averías en apero y/o enganche ya que el tiro hidráulico del apero no suele llevar control de tracción como si llevan los tractores y cuando hay algún “enganchón” suele acabar en rotura. Además muchas cisternas no van preparadas para un sistema de enterrador lo que hace que si se les coloca las averías puedan afectar al chasis y estructura de la misma o bien obliguen a cambiar de cisterna al ganadero.
– Cuando la aplicación no se realiza con subsolador o topo realmente el enterrado no es ni mucho menos total, quedándose buena parte del purín en superficie con cultivadores y/o gradas y casi todo en la aplicación con discos.
Aplicadores de mangueras
De procedencia principalmente centro europea se basan en un colocador-triturador que a una entrada principal desde la cisterna impulsado por el propio depresor de la misma, lleva dos “cuchillas perforadas” una fija y otra móvil mediante un motor hidráulico que a su vez recibe por la parte superior normalmente el purín y lo va colocando en cada una de las perforaciones de la cuchilla fija que terminan a su vez en una manguera que ya va directamente al suelo. Cada una de las mangueras es de una longitud para hacer el reparto de forma homogénea sobre el terreno.
Una de las principales ventajas de este sistema es la exactitud de reparto entre todas las mangueras ya que el motor hidráulico reparte al girar igual cantidad de purín a cada una, causando el efecto “pulsaciones” tan característico de los aplicadores de mangueras.
En cambio en el lado de los inconvenientes caben destacar bastantes.
– Bloqueos y/o obturaciones con el consiguiente atasco. Las características del purín en España que no suele haber pasado por un separador “solido-líquido” hace que éste tenga más o menos partículas “groseras” como piedras, palos, etc… que si son “atrapados” entre las dos cuchillas bloquean el giro produciendo un atasco y un reparto incorrecto.
– Desgaste de las cuchillas, sobre todo en aplicaciones de purín de vacuno de leche en cama de arena que suele llevar bastantes partículas en suspensión y desgastan las cuchillas por abrasión.
– Bajo caudal de aplicación, por lo general bastante inferior a cuando se tiraba con el abanico ya que el caudal tiene que “pasar” a través de las perforaciones de las cuchillas y esperar su turno lo que ralentiza el paso de forma significativa. Esto hace que la velocidad de aplicación incluso sea la mitad frente a cuando se llevaba el abanico para una misma dosis en m3/ha
– Mantenimiento alto ya que las partes en movimiento (cuchillas, motores, etc…) tienen desgastes altos, además de requerir importante caudal de aceite hidráulico continuo desde el tractor que puede producir calentamientos y malos funcionamientos en este.
Pese a estos problemas hay veces que el aplicador de mangueras con el colocador-triturador es la única opción por la cantidad de paja que tenga el purín (en especial en vacuno de leche con cama de paja). En estos casos los sistemas que mejor funcionan en las condiciones del purín de España sin una separación previa son los sistemas invertidos, con decantación previa de que hacen que piedras y demás partes groseras se queden en la parte inferior y llevan el colocador triturador en la parte superior lo que aumenta de forma importante los plazos de limpieza.
Dentro de los sistemas de triturador-colocador existen varias variantes como son de cuchilla repartidora, los de discos limpiadores y los de disco excéntrico. Para España una de las mejores soluciones es la de disco excéntrico ya que aunque tiene una pulsación acusada es muy resistente frente a materiales groseros.
Aplicadores de tubo corrido
Son una solución económica y sencilla a un problema que como vemos es bastante complejo. Consisten en un tubo de más o menos distancia, normalmente articulado para ser de anchura superior a la cisterna que lleva agujeros (normalmente en la parte inferior) y conectado a la salida de la cisterna (normalmente de forma directa)
Tiene una ventaja principal de su bajo precio y su facilidad para instalar. En cambio tiene un problema muy grave como es el de la baja homogeneidad en la aplicación ya que por perdidas de carga los tubos de más lejos aplican menos cantidad que los que están más cerca.
Suelen tener muchos problemas cuando no van provistos de filtros con las obturaciones por mantas, piedras, etc… y están muy limitados en anchura de trabajo ya que cuando superan los 6 mts la homogeneidad en el reparto es muy baja.
Aplicadores Mixtos, Mangueras, Tubo corrido
Son la solución que mejor se adapta al purín de España, por una parte por tener resuelto el tema de las partículas “groseras” con el filtro colector que suelen llevar mejor que el de mangueras y por otro por mantener una alta homogeneidad en el reparto (mucho mejor que las de tubo corrido, sin llegar a la exactitud de los que llevan colocador triturador)
Consisten en un chasis que lleva un “filtro colector” donde se “criba” el purín quedando las partes “groseras” además de mantas, fibras, etc.… atrapadas hasta que limpieza secuencial las retira y a su vez actúa como colector para varias salidas independientes (de 3 a 5 normalmente) de donde una manguera llevara su parte proporcional de purín a un “tubo corrido” de pequeña longitud (no superior a 3m ) que mantiene una gran homogeneidad en el reparto. Además permite el corte de tramos independientes e incluso su control mediante GPS.
En definitiva el Aplicador Mixto aúna lo mejor del de mangueras (cada manguera lleva una dosis determinada a un punto de forma homogénea) y lo mejor del de tubo corrido (sencillez, economía y resistencia frente a obturaciones, además de no llevar partes en movimiento (motores)) Además las versiones de laderas son mucho más exactas que incluso los de triturador ya que aprovechan la presión de la cisterna para repartir el caldo y no como los trituradores que solo es la gravedad, lo que hace que a veces no llegue bien a la parte superior y se cargue la parte interior.
Incluso están apareciendo en el mercado aplicadores mixtos que combinan varios de estos sistemas para en función del purín que están sacando poder tirar por filtro y tubos mixtos o cambiar a triturador- colocador Dichos equipos mixtos de tubos corridos / triturador permite al operador poder tirar cualquier tipo de purín, a cualquier dosis de forma óptima, si ben suelen estar dirigidos a un público profesional.